Un grupo de expertos de la Universidad de Chicago realizó en 2009 un estudio sobre sexualidad entre más de 3.000 adultos con edades comprendidas entre los 57 y los 85 años. Sus conclusiones, que fueron publicadas en la revista inglesa de Medicina NEJM (New England Journal of Medicine), ponen de manifiesto que un 73% de personas entre 57 y 64 años, es decir, tres de cada cuatro, aseguraron haber mantenido algún contacto sexual –no necesariamente con coito u orgasmo– en los 12 meses previos a la entrevista. 

En el grupo de 65 a 74 años la cifra se reduce al 53%. En el de 75 a 85 años, el de menor actividad sexual, disminuye hasta el 26%, aunque la mitad de los que declararon seguir manteniendo relaciones, afirmó hacerlo con al menos una frecuencia de dos o tres veces al mes. Otros datos relevantes de la investigación son que las mujeres se mostraron menos activas sexualmente a todas las edades, presentando además menos probabilidad de tener pareja en un 40% frente al 78% de los hombres. El 50% de los entrevistados manifestó sufrir algún tipo de problema sexual. Entre los hombres, la dificultad de alcanzar el orgasmo o mantener una erección afecta al 37%; la falta de interés al 28%; eyaculación precoz al 28%, y tener ansiedad durante el acto, el 27%. En las mujeres destacaban la falta de interés en un 43%; dificultades de lubricación en el 39%; imposibilidad de alcanzar el orgasmo en un 34%; no obtener placer y el dolor en el 23 y el 17%, respectivamente. 

A pesar del índice de estos trastornos, únicamente el 38% de los varones y un 22% de las mujeres habían hablado con su médico de sexo en alguna de ocasión desde los 50 años. Por eso, los expertos recomiendan “consultar con los doctores cualquier tipo de problema sexual” que pueda ocultar algún tipo de enfermedad, una causa habitual por la que se prescinde de las relaciones “y tratarlas adecuadamente” ya que el exceso de medicación “puede disminuir la libido”.

La ‘Asociación Española para la Salud Sexual’ por su parte, ha editado un informe sobre sexualidad en la tercera edad en el que recomienda “liberarse” de tabúes, prejuicios y estereotipos, conocer las particularidades de los cambios físicos y mentales en cuanto al sexo según la edad y el género de cada persona, conocer las limitaciones y potencialidades, hablar con el médico si existe algún problema sexual o enfermedad y, en general, eliminar la vergüenza o los tradicionalismos que impiden acercarse a los facultativos para hablar sobre este fenómeno natural.